Los tés amarillos no están fermentados y obtienen su nombre del color de la infusión resultante. Las hojas de té son de color amarillo pero no de forma natural: efectivamente, se estimulan de forma deliberada para tomar ese color como consecuencia del proceso de tostado en sartén y de su posterior tratamiento exclusivo de secado. ¿Quieres saber más sobre este té tan exclusivo? sigue leyendo aquí.